El inicio del otoño suele ser señalado por muchos como el periodo del año en el que nos sentimos más apagados o melancólicos. Pero, ¿es realmente el otoño el culpable?
Las hojas cambian de color y caen, el clima se vuelve fresco y las tardes más cortas. El otoño trae consigo una serie de cambios ambientales que, de manera sorprendente, pueden afectar nuestro estado de ánimo y bienestar físico. Pero, ¿cuál es la ciencia detrás de este fenómeno?
La luz solar: Más que una fuente de vitamina D
Primero que todo, no es realmente el otoño el que nos pone melancólicos, sino los cambios en la exposición a la luz. Como señala Aurora Gómez, psicóloga y terapeuta en Corio Psicología, a medida que las horas de luz solar disminuyen, nuestro cuerpo reacciona de manera significativa. No solo estamos hablando de la sensación de tristeza, sino también de alteraciones físicas que se manifiestan debido a una adaptación de nuestros ritmos biológicos a la nueva estacionalidad.
El reloj interno y la adaptación al entorno
Los seres humanos, como muchas criaturas, tienen ritmos circadianos: ciclos biológicos de 24 horas que afectan nuestra fisiología y comportamiento. Estos ritmos están directamente influenciados por factores ambientales, principalmente la luz. En términos más técnicos, nuestro reloj biológico está gobernado por un conjunto de neuronas en el hipotálamo llamado núcleo supraquiasmático (NSQ). Esta estructura recibe datos directamente de nuestros ojos y juega un papel crucial en la regulación del sueño, el apetito y el estado de ánimo.
Melatonina: La hormona del sueño y la oscuridad
Con la llegada del otoño y las tardes más cortas, nuestros ojos perciben menos luz. Esta disminución es detectada por el NSQ que, a su vez, indica al cuerpo que produzca más melatonina. Esta hormona es responsable de la regulación del sueño, y su producción incrementada puede explicar por qué nos sentimos más cansados o con menos energía durante estos meses. Es un mecanismo adaptativo que nos prepara para los días más cortos y las noches más largas.
Horarios laborales y su choque con la biología
Si bien nuestro cuerpo intenta adaptarse a las señales naturales del entorno, vivimos en una sociedad regida por horarios laborales y compromisos que no siempre coinciden con nuestra biología. De hecho, hay un choque evidente entre lo que nuestro cuerpo necesita y lo que la sociedad demanda. Este desajuste puede amplificar los efectos del otoño en nuestro bienestar, conduciendo a alteraciones en el estado de ánimo, fatiga e incluso trastornos más graves como el trastorno afectivo estacional (TAE).
El impacto del capitalismo en nuestro bienestar
La Revolución Industrial, que marcó el inicio del capitalismo moderno, también llevó a grandes cambios en la exposición a la luz natural. Como consecuencia, aparecieron enfermedades relacionadas con la falta de luz, como el raquitismo en niños. Aurora Gómez enfatiza que muchos problemas de salud, incluyendo trastornos psicológicos, están directamente relacionados con la falta de exposición a la luz natural. Más allá de la disminución de la luz durante el otoño, el modo en que la sociedad está estructurada puede ser un factor agravante en la aparición de estos trastornos.
Recomendaciones para equilibrar cuerpo y mente
Mientras navegamos por las demandas de la vida moderna, hay formas de cuidar nuestra salud mental y física. Aurora Gómez sugiere aprovechar al máximo las horas de luz natural, especialmente por la mañana. Si es posible, intenta adaptar tu horario laboral para coincidir con el ciclo solar. Además, rodearse de naturaleza, ya sea visitando bosques, ríos o el mar, puede tener un impacto positivo en el bienestar. La naturaleza no solo nos proporciona una sensación de tranquilidad, sino que también influye en la producción de serotonina, esencial para regular nuestro estado de ánimo.
Al final del día, ¿no deberíamos preguntarnos si vale la pena sacrificar nuestra salud y bienestar por cumplir con las expectativas de la sociedad? Tal vez sea hora de reevaluar nuestras prioridades y escuchar más atentamente las necesidades de nuestro cuerpo.