Media docena de incendios se han extendido por la geografía gallega. Los equipos batallan contra las llamas y el calor del verano, en una lid que ya parece amainar. Las autoridades han declararon que hay estabilidad: las llamaradas ya no se propagan, por lo que solo resta aguardar su extinción espontánea. Es lo que se llama un “incendio controlado”, más todavía no llega a estar “extinto”. Al parecer, hay que tener paciencia y esperar a que la ignición de desvanezca.
Estos siniestros son una repercusión, pues la región no ha experimentado las oleadas de calor del resto de España. No obstante, nada ha evitado la invocación al fuego en las comarcas de Galicia. La Xunta de la región ha informado sobre los daños, extensión y trabajos realizados para calmar un fuego que incinera la vegetación, a la vez que se satura el aire con una calima causante de mucha de tos.
En total se identificaron seis incendios activos
La alarma se esparció cuando se contabilizaron seis (6) incendios en Galicia. Las noticias comunicaban que había equipos de bomberos asignados a cada núcleo de incendiario. Los puntos donde empezaban las llamas se indicaron en detalle:
- Laza: resultante de la unificación de tres incendios pequeños, avanzando hasta quemar 2.100 hectáreas. Se dice que las llamas ya están limitadas, pero falta extinguirlas.
- Casaio: un fuego que ha devorado hasta 440 hectáreas, considerado como ya controlado por parte de las autoridades.
- Astureses: estragos en un área aproximada de 120 hectáreas, el cual también es catalogado bajo control.
- San Cosmede: uno de los más complicados ha sido este incendio, el cual logró incinerar unas 680 hectáreas de territorio gallego.
- Pentes: uno de los más recientes y aún sin control. Se calcula que este siniestro se ha propagado en un perímetro de 20 hectáreas.
- Vilardá: este es el único epicentro de combustión rebelde a los esfuerzos de las cuadrillas de bomberos. Hasta el momento, se presume ha carbonizado unas 8,2 hectáreas.
Los bomberos y patrullas de rescate se empeñan en apagar las llamas. Se espera que en menos de una semana todo regrese a la normalidad. La faena no ha sido sencilla y las superficies de tierras abrasadas tardarán en recuperarse. El fuego no solo destruye, sino que deja deterioros que demoran en sanarse.
Las llamas tardan en calmarse y poner a coto
El fuego ha sido insurrecto: varias veces parece calmarse, pero luego reaparece en otras zonas con deflagraciones inesperadas. Hasta ahora, los bomberos han optado por acotarlo: evitar que se expanda fuera de zonas donde ya todo el material ignífugo se acabó. Por eso, se pide paciencia y aguardar el fin de estos siniestros.
Los fuegos atacan en la provincia de Ourense, donde se han usado helicópteros para movilizar personal y ver en detalle los incendios. El mayor temor es que aparezca otro núcleo de hogueras que desaten más incendios, tal y como ha sucedido hasta ahora. Solo resta monitorear la zona y acometer rápido los nuevos conatos de combustión.
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